En un momento de derrota que alimenta la lucha emancipatoria, palabra y delito se presentan como dimensiones ineludibles a considerar para susurrar otros significados y sustraerse a la proscripción punitiva. Reflexiones sobre dos categorías que remiten a los modos en que el poder se constituye y a la vez ofrece la manera de oponérsele, con una esperanza indeclinable en la traducción a otras lenguas de las fuerzas que nos agobian y se forjan en el núcleo del capital.