La asunción de Macri implicó la erradicación del desafío distributivo que operaba sobre el recorte de los esquemas de rentabilidad empresarial. Pero también el reposicionamiento de una Justicia acostumbrada a jugar un rol siniestro en la custodia de los privilegios. Entre la detención ilegal de Milagro Sala y los crímenes económicos de los mismos de siempre, se ocultan las obscenas maniobras de un poder restauracionista, carente de toda vinculación con la soberanía popular.