Desde los comienzos, el hombre utilizó historias para explicar lo que le sucedía. Así, hasta el presente, tanto niños como adultos se ven invadidos por relatos, como publicidades, recuerdos, entretenimiento, cine, entre otros.
Contamos historias para darle sentido a toda la información que nos rodea.
A diario en las redes sociales o páginas web se comparten distintas historias. El mundo tecnológico en el que se vive ha absorbido esta característica tan propia del ser humano:
contar. Actualmente la educación ha comenzado a combinar la narrativa con la tecnología, para que los estudiantes puedan darle sentido a todo lo que aprenden en el aula. Así surgió lo que hoy se conoce como “narrativas digitales (ND)”: un modelo de producción de contenido que se caracteriza por reconstruir una historia en diversas plataformas, propiciando la motivación y el interés por el aprendizaje. A través de las narrativas digitales en la práctica docente, se procura favorecer en el alumno un aprendizaje significativo de los temas abordados en clase, combinando los conocimientos desarrollados y la creación por parte de ellos, de narrativas que los involucren.