En los espacios curriculares de las denominadas áreas proyectuales se suele definir al contexto a partir de un análisis que, generalmente, tiende a excluir las variables locales dejando de lado al sujeto y su complejidad. Deseamos acercarnos desde nuevas miradas a los programas y sus diseños, desde allí proponer ampliar el soporte teórico para entonces sí, reconsiderar las estrategias pedagógicas. Por lo que nos preguntamos desde dónde partir y qué miradas proponer para alimentarla, cómo contribuir a poner en crisis algunos mecanismos repetidos para, desde allí, hacer aportes teóricos que puedan propiciar una formación crítica, social y culturalmente situada. Encaminados hacia este propósito, la primera decisión que tomamos es la de acotar el problema y hacer foco en un tema curricular y desenfocar otros. Sostenemos también la necesidad de poner en crisis su concepto y traer a la enseñanza una idea de espacio como construcción que nutra el concepto de lugar y que contribuya a fomentar una reflexión y una formación no desvinculadas de la experiencia diaria de los estudiantes, que no es otra cosa que parte de la experiencia local contemporánea. Sabemos que es posible y deseable una reconstrucción del conocimiento individual a partir de la reivindicación de la cultura.