El Infarto Agudo de Miocardio (IAM) es una enfermedad de elevada incidencia y mortalidad aguda. De acuerdo a proyecciones realizadas en el 2005 se estimó un número de 42000 infartos hospitalizados en la Argentina, de los cuales el 75% fueron formas con elevación del segmento ST. La mortalidad aguda del IAM internado es del 9-11% y se estima un número similar de muertes en la etapa prehospitalaria. Desde la creación de las unidades coronarias en la década del 60 para tratar las complicaciones tempranas, el infarto ha sido motivo de grandes investigaciones. Sin lugar a dudas la comprensión del concepto de trombosis hizo que pasada la década del 70 las estrategias de reperfusión se convirtieran en el blanco fundamental del mundo científico. La reperfusión mejora el pronóstico en pacientes que cursan infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST al restablecer el flujo coronario en la arteria responsable. Los principales factores limitantes del empleo de la angioplastia primaria (ATCP) son disponer de una infraestructura y personal suficientemente preparado, y asegurar la terapéutica sobre el vaso responsable del infarto en el menor tiempo posible. Este último aspecto es de vital importancia, ya que las demoras en el restablecimiento del flujo coronario en la arteria en cuestión, determina que se pierdan sus ventajas respecto a la trombolisis.