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La sistemática de los ciervos fósiles fue establecida a partir de la morfología de las astas, carácter que es muy variable tanto ontogenéticamente como intraespecíficamente. Sin embargo, los estudios paleontológicos que se ocuparon de este grupo, no han considerado in extenso esta situación. Actualmente la familia Cervidae tiene una amplia distribución en América del Sur, y su registro paleontológico comienza a partir del Pleistoceno temprano. Se cuenta con registros en sedimentos pleistocenos del sur de Brasil, sur y oeste de Uruguay, Chile central, Bolivia, Paraguay, Ecuador y Perú. En la Argentina, el registro paleontológico es muy abundante para la provincia de Buenos Aires y otros sectores de la región Pampeana, siendo escaso, o nulo, en otras áreas del territorio argentino. El objetivo del presente trabajo fue analizar la diversidad de la familia en el Pleistoceno de las áreas extraandinas de la Argentina, considerando, en principio, sólo tangencialmente al sector bonaerense de la región Pampeana, cuyo registro había sido estudiado recientemente. Sin embargo, el progreso de la investigación puso de manifiesto la necesidad de proceder con una revisión completa también de los registros bonaerenses, para así abordar los objetivos comprensivamente. Se revisaron los materiales depositados en distintas instituciones del país involucradas dentro del área en estudio, y se llevó a cabo un análisis anatómico detallado, que abordó una comparación morfológica y morfométrica, esta última resumida en tablas para cada taxón. Los resultados obtenidos permitieron establecer que, desde una perspectiva paleobiogeográfica, la familia Cervidae tuvo un marcado sesgo en su distribución hacia el este de la Argentina durante el Pleistoceno, abarcando áreas geográficas para las que se infieren condiciones climático-ambientales diferentes. Desde el punto de vista sistemático, la diversidad de ciervos presente en el lapso temporal mencionado, involucró formas de pequeño, mediano y gran porte, repartidas en seis géneros válidos: Antifer Ameghino 1889, Epieuryceros Ameghino 1889, Hippocamelus Leuckart 1816, Mazama Rafinesque 1817, Morenelaphus Carette 1922 y Paraceros Ameghino 1889. A partir del hallazgo y estudio de ejemplares más completos, se ajustó la sistemática utilizada hasta el momento, y se redefinieron taxones y ampliaron sus diagnosis. Se estableció la nueva combinación Antifer proximus (Castellanos, 1945) para Epieuryceros proximus Catellanos 1945. La desaparición del ejemplar tipo de Epieuryceros truncus condujo a la proposición de un neotipo portanombre a base de nuevas piezas completas asignables a ese taxón. Se determinó que las otras dos especies del género: Antifer ultra (Ameghino, 1888) y Antifer ensenadensis (Ameghino, 1888), fueron fundadas sobre caracteres anatómicos poco sustentados. En este sentido, a partir de los análisis morfológicos y morfométricos se establecieron los nuevos rasgos a considerar en las diagnosis específicas, demostrándose que efectivamente se trata de dos especies diferentes. Se extendió el biocrón de ambos taxones, ya que en la provincia de Buenos Aires, Antifer ensenadensis estaba restringido al Pleistoceno temprano-medio (Ensenadense), habiéndose determinado ahora su registro en el Pleistoceno tardío (Lujanense). Antifer ultra, considerado como exclusivo del Pleistoceno medio (Bonaerense), fue hallado –fuera del territorio bonaerense- en sedimentos referibles al Pleistoceno tardío (Lujanense). Además, el hallazgo de Antifer ensenadensis en las provincias de Corrientes y Neuquén, y el de Antifer ultra en Entre Ríos y Corrientes, amplían la distribución geográfica de la especie. Materiales de Formosa, asignados a Antifer cf. ultra, extenderían el rango geográfico del género hasta el norte de la Argentina.