El cultivo de soja ha experimentado una gran expansión en varios países, en los últimos 10 años. Los hemípteros fitófagos de la familia Pentatomidae, conocidos como “chinches”, causan un importante daño sobre las semillas al alimentarse. En la Argentina, las especies más importantes son Piezodorus guildinii, Nezara viridula, Edessa meditabunda y Dichelops furcatus. Tanto en soja como en alfalfa P. guildinii es la más abundante en la actualidad, y la que más afecta a la calidad y la viabilidad de la semilla.
Los himenópteros parasitoides de la familia Scelionidae son los principales enemigos naturales de estas “chinches”, y han sido utilizados como agentes de control biológico en varios países. Son endoparasitoides, oófagos, solitarios e idiobiontes y sus estados preimaginales se desarrollan dentro del huevo del hospedador, emergiendo el adulto de vida libre que se alimenta de néctar. Las hembras arrenotóquicas producen machos haploides o hembras diploides, y la relación de sexos en la progenie está sesgada hacia las hembras. Telenomus podisi, Trissolcus urichi y Trissolcus basalis atacan posturas de P. guildinii y también de N. viridula. En los cultivos de soja del área de estudio ambas “chinches” coexisten, y los antecedentes indican a P. guildinii como el principal hospedador de T. podisi y de T. urichi, y a N. viridula como hospedador de T. basalis.
El impacto del parasitoidismo depende de la eficiencia en la detección de posturas del hospedador, así como de la eficiencia del parasitoidismo. El tamaño de la postura en particular puede influir en esta última, ya que si la respuesta del parasitoide es densodependiente directa, el impacto del parasitoidismo aumentará con el aumento de tamaño de la postura.