La evaluación de infecciones oportunistas de etiología microbiana o parasitaria en animales de laboratorio en calidad de huésped alternativo, exige que éstos se encuentren en condición de inmunosupresión genética o química. Entre los distintos modelos murinos de inmunosupresión química, existen aquellos que utilizan glucocorticoides inoculados oral o intragástricamente. Los corticoides tienen la capacidad de reducir la proliferación y aumentar la apoptosis de células T mediante mecanismos que inhiben la síntesis de interleuquina 1, Interferón α, factor de necrosis tumoral α, Interleuquina 6 e interleuquina 2. La eficacia clínica de los glucocorticoides sintéticos como la dexametasona, radica en su capacidad para imitar los efectos de los corticoides naturales.