En las últimas décadas, y vinculado a las transformaciones inherentes al proceso de globalización, ha tomado fuerza el deseo de conocer, conservar y difundir lo que se consideran valores patrimoniales de las distintas sociedades y comunidades, especialmente en el mundo occidental. Esta preocupación por la preservación del patrimonio viene asociado con el aumento del interés por las expresiones más significativas de la memoria, la historia y la identidad.
Así las transformaciones operadas en las últimas décadas del concepto de patrimonio, al mismo tiempo que la tendencia a ampliar el escenario educativo a través de los “aprendizajes en la comunidad” y el concepto de “comunidad de aprendizaje”, nos llevan a poner estos elementos en interacción y preguntarnos acerca de la potencialidad de los proyectos escolares vinculados con su propio patrimonio.
En este marco, consideramos al museo, o a las muestras museísticas como “comunidades de aprendizaje” donde se celebran conversaciones elaboradas a propósito de un determinado tema, con la intención de revalorizar un espacio de actividades y diálogo entre diferentes seres.