Históricamente se ha recomendado el reposo después de hernioplastía inguinal con el objeto de evitar el dolor asociado a la movilización y proteger las suturas durante la primera fase de la inflamación.
El desarrollo de procedimientos mínimamente invasivos y la evolución de las drogas analgésicas permitió reducir las restricciones y acelerar el proceso de reinserción social y laboral; no obstante aún no existen evidencias que permitan establecer el tiempo óptimo de reposo postoperatorio, las actividades proscriptas durante el mismo y la secuencia del reinicio hasta alcanzar el pleno desempeño.
Un criterio consagrado por la práctica es permitir al paciente todas aquellas actividades que no desencadenen dolor hasta lograr la ejecución de movimientos que, por su amplitud o carga, se consideran análogos a los que enfrentará en su actividad laboral, pero esta conducta hace que la recuperación dependa en gran parte de su personalidad.
Contrariamente, la rehabilitación temprana y controlada por fisioterapeutas ha resultado ventajosa durante el período postoperatorio o de recuperación de lesiones en grupos de deportistas, pero no se han publicado experiencias sobre su aplicación en el postoperatorio de hernioplastía inguinal en pacientes no deportistas.
Los atletas profesionales o de alto rendimiento aceptan los ejercicios de rehabilitación como una fase del tratamiento que los acerca al retorno a la competencia y los deportistas recreacionales ven en ellos la posibilidad de reiniciar rápidamente la actividad física y retomar sus contactos sociales; ambos grupos cuentan con estas motivaciones que, en general, no están presentes en los no deportistas.