A pesar de no haber escrito (aún) una tesis yo misma, los casi 8 años que llevo trabajando en el repositorio institucional central de la UNLP (SEDICI), me han dado la experiencia suficiente para saber de qué cosas no puede carecer nunca una tesis. He recogido esta experiencia del modo menos recomendable: recibiendo, para subir al repositorio, tesis con todo tipo de problemas, omisiones y faltantes. Lo que sigue es un recuento, no exhaustivo, de los peores momentos que hube de enfrentar en el fascinante mundo de la redacción académica.