“La discusión de la certeza nos previene contra el fanatismo y nos vuelve más tolerantes, pues la Filosofía crea y clarifica conceptos, pero también nos enseña a vivir. Nos enseña a reconocer que primero somos sujetos sociales, y tan solo luego somos individuos”. Discutir las “evidencias”. Crear conceptos que se vinculen con la vida, que sean útiles para la vida, como quería Nietzsche. Reconocer que somos sujetos sociales y sólo después individuos. Tales son las premisas que orientan el conjunto de trabajos compilado por Sierra González, anunciadas ya desde una de las solapas del libro. Evidencias, conceptos y sujetos, todos son puestos a su vez sobre un suelo, situados, en un gesto a la vez político y filosófico. Porque el pensamiento no se ve ni se toca, pero pesa, como bien había dicho Rodolfo Kusch. En este libro, el pensamiento gravita sobre un espacio amplio pero delimitado: versa y pesa sobre América Latina.