Siempre oímos y hablamos de los escombros y de la necesidad de nuevas refundaciones, leímos a Deleuze sobre la crisis de las sociedades disciplinarias con sus instituciones disciplinantes, pensamos que la imaginación mirando el pasado puede fundar otros modos de estar y, sin embargo, algo perdura. También, se corren riesgos, se trazan las trincheras y antes de que estén dadas las condiciones ponemos a funcionar algunas resistencias. Por eso, estamos incitados con este eje: la relación de la literatura y otros sistemas culturales, señalando que en esta zona -la del límite- no se construye una frontera sino un “entre”, una tensión entre fuerzas que a pesar de dinamizar lógicas disímiles, producen hibridaciones y cruces.