La Unión Europea viene siendo sacudida por una serie de acontecimientos propios de la integración. Comenzando por los problemas financieros por los que atraviesan varios países, en especial los del grupo de los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), Europa asistió a mecanismos de la democracia directa recurriendo al sistema de plebiscitos para definir cuestiones de fondo de su política de integración.
En este marco crítico y deliberativo, varios países están atravesando altos niveles de déficit fiscal que superan la media estipulada en los tratados europeos, lo cual ha derivado en fuertes corrientes nacionalistas anti europeas (Francia, Alemania, Bélgica) o en tradicionales o renovados intentos de independencias regionales (Cataluña, Escocia, Ulster, norte de Italia).
También ha tenido que soportar consecuencias derivadas de la crisis en Oriente Próximo. Una oleada de refugiados sin precedentes provenientes de Siria, Kurdistán, Afganistán o Estados fallidos del norte de África (Libia, Somalia, Eritrea…) agudiza el drama humanitario de la migración en el Mediterráneo oriental europeo, penetrando al viejo continente a través de las islas griegas, los Balcanes, Hungría, Bulgaria, Eslovenia, Austria, con destino final Alemania, que es la que más refugiados concentra. El resultado han sido una serie de tratados de reparto demográfico controversiales.
En este contexto, Turquía juega un papel clave en la ruta de los refugiados. Los sobresaltos sufridos por la economía turca fueron seguidos por un autogolpe del Gobierno para endurecer la política frente a sus opositores (militares y religiosos). Su situación se complica por su posición geopolítica entre la UE, la OTAN, el G-20 y Rusia, con la cual se ve obligada a reactivar las relaciones entre Asia y Europa.
El mantenimiento de las sanciones contra Rusia por parte de la UE, por la anexión de Crimea, lleva a Rusia a acercarse a Turquía mediante convenios estratégicos de gasoductos y oleoductos hacia el Mediterráneo. Esto desvía la atención puesta hasta ahora sobre Ucrania como ruta de los hidrocarburos, llevando a un punto muerto los acuerdos de asociación entre ésta y la gran asociación europea.
Mediante el brexit Gran Bretaña aposto a una posible separación geográfica y económica con el continente por desacuerdo con una serie de temas de la burocracia de Bruselas, desde la PAC (Política Agraria Común) hasta la fiscalidad, refugiados, circulación de personas, ciudadanía, etc.
En el contexto de la democracia directa convoca a un referéndum denominado brexit o bremain, para que el pueblo decida sobre la situación de la isla en la integración europea. La consulta afirmativa da lugar a una salida del Reino Unido, estipulada por el Tratado de Lisboa, lo cual significa que, en el plazo de dos años deberá dejar la Unión Europea. Esta es la situación actual, a lo cual hay que sumarle el impacto en Escocia e Irlanda del norte ya que esos territorios votaron en contra y sueñan con negociar una reincorporación a la U.E.
Esto produce un impacto en las negociaciones que viene impulsando Estados Unidos para generar un gran acuerdo con la Unión Europea a través del océano Atlántico norte, el cual ha generado cierto rechazo a este en varios países del viejo continente.