Las tecnologías de la información constituyen herramientas que han producido grandes cambios en nuestra vida, siendo un elemento fundamental para la interacción y la comunicación entre las personas. Pero sin duda, su utilización como elemento de prueba no resulta exento de polémicas dado que, puede producir una colisión entre el fin perseguido y los derechos de las personas.
La utilización de la vigilancia electrónica es un ejemplo claro en virtud de la intromisión que estas técnicas significan para la privacidad de las personas.
Por ello, debemos analizar los elementos que permiten un equilibrio entre la privacidad y la utilización de herramientas de interceptación de las comunicaciones que se basan en la recolección de información de carácter privado con la finalidad de investigación y persecución de delitos. La utilización legitima de estas herramientas parece tener su clave en el hecho de estar inmersas en las garantías de los procesos judiciales y las resoluciones judiciales fundadas.