Existe entre una parte de los agricultores—especialmente de los radicados en las islas—una preocupación ridicula respecto de la cría de las abejas, que explica el por qué esta industria tan lucrativa haya sido tan descuidada en la Provincia. Se cree que estos insectos ejercen una influencia nociva en la vegetación de los árboles frutales, impidiendo la fructificación y destruyendo los frutos formados. El hecho carece por completo de fundamento, pues se sabe, por el contrario, el importante papel que las abejas desempeñan en la fecundación de las flores, y observaciones de esta naturaleza se citan hoy muchísimas.