En la época actual en que los sujetos llegan al tratamiento analítico cada vez más partenaire de sus síntomas, donde no localizamos fácilmente lo que no anda bien, donde el sufrimiento tendría lugar, ¿el enigma todavía se ubica? Si antes había un Otro más consistente, actualmente verificamos, caso por caso, un Otro que no es fácilmente localizable. Si los sujetos de hoy son considerablemente distintos de los de antes, la intervención del psicoanálisis, por su parte, no cambió tanto:
la apuesta es que el sujeto pueda dar un tratamiento a su satisfacción, en los términos de Lacan, goce. Por lo tanto, otro destino a la pulsión, al resto pulsional que se produce con el encuentro del sujeto con el Otro. Dicho de otro modo, en el ir y venir de la experiencia analítica, un viraje es fundamental: ubicar a partir de los dichos que se enredan en las historias un decir propio, un dicho más orientado, singular, más desprendido del sentido. Se trata de producir nuevas nominaciones que se acercan más a lo que es lo más extraño familiar de cada quien.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)