La baja capacidad de esfuerzo (Esf) caracteriza al perfil de paciente que inicia un plan de rehabilitación cardiovascular (RCV). El agotamiento e intolerancia a Esf continuos o intervalados (Ido) intensos que generan gran estrés muscular y cardiovascular (CV) plantea la disyuntiva de emplear otros métodos de entrenamiento que generen mayor estrés muscular sin generar respuestas CV exageradas. El trabajo intenso genera respuestas no deseadas entre ellas disnea, ángor y arritmias por isquemia secundarias a la acidosis que a veces pueden ser graves. En pacientes con patología CV grave existe un desacondicionamiento muscular tal que impide Esf a una intensidad adecuada para que éste sea capaz de generar cambios musculares adaptativos capaces de producir incremento en la performance muscular. Definimos esfuerzo intermitente (EI) a aquel Esf de alta intensidad cuya energía es provista por la degradación de fosfocreatina y su resíntesis de manera aeróbica en la mitocondria durante la pausa con disponibilidad de oxígeno adecuada. Obliga por lo tanto a la utilización de fibras musculares tipoII y patrones motores neuromusculares altamente eficientes en la ejecución del movimiento, mayor consumo de oxígeno pero sin producción de lactato.