En toda la obra poética de Carlos Abalo brilla omnipresente la cotidianeidad. Desde el amor del terruño, la amistad con sus gentes, Berisso se descubre como el supremo hacedor en la inspiración del poeta. Pero decir que el poeta solo canta, resulta injusto y es solo parte de la realidad. Lo otro va de la manera con que Abalo se ha plantado frente a la vida acompañando las luchas populares por pan y trabajo, por la defensa irrestricta de las libertades públicas y contra toda forma de represión.
(Fragmento del prólogo escrito por Rolando Grilli)