La microscopía de fuerzas atómicas está basada en la interacción entre una punta sensora y el sistema en estudio. La punta recorre la superficie de la muestra inmovilizada sobre un sustrato plano, tal como mica o vidrio, inmersos en medios líquidos. Permite estudiar sistemas biológicos en tiempo real y en condiciones muy cercanas a las fisiológicas, con una resolución que va desde el orden molecular hasta el micrométrico. Así es como esta técnica ha aportado valiosa información sobre ácidos nucleicos y proteínas, fenómenos en sistemas biomiméticos tales como las bicapas lipidicas soportadas y distintos estudios que involucran células.