En el presente trabajo se analizará un aspecto un tanto curioso de la representación iconográfica del Quijote. En casi la totalidad de las ediciones de la obra se omite representar la “realidad” percibida por don Quijote, optando por graficar la representación realista de los hechos narrados. En los diferentes modelos iconográficos de las ediciones de la obra este aspecto es común, ya que ante el texto, la decisión habitual de los editores e ilustradores es mostrar a don Quijote como “es” dentro de la realidad de la ficción, en vez de mostrarlo a él y a su entorno como “son” en la imaginación perturbada del personaje, en esa realidad tallada con el cincel de papel de los diversos libros leídos por Alonso Quijano.