Las profundas transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales acontecidas a escala mundial en las últimas décadas, alcanzaron también a los procesos, las instituciones y los sujetos educativos de la modernidad. En el campo académico de la educación se han venido desarrollando reflexiones y estudios recurrentes en relación con el desafío de dar cuenta de las mismas. Sobre la base de una caracterización inicial, que fue nombrada como un escenario de “crisis”, “estallido”, “desborde”, desde el punto de vista de la producción de conocimientos varios referentes tanto del campo de la comunicación como de la educación han promovido estudios, debates y reflexiones que acudieron a categorías de otros campos (el psicoanálisis, la antropología, la filosofía, la teoría política, los estudios socio-culturales y la comunicación, entre otros), enriqueciendo y ensanchando las perspectivas que posibilitaran la comprensión de estos procesos emergentes.
Intentaremos retomar algunas de las principales categorías que, en el marco de estas producciones, consideramos valiosas para pensar el problema que aborda la investigación en curso: las prácticas docentes y la enseñanza universitaria en tanto marcos de experiencia para la promoción de trayectorias que favorezcan procesos de afiliación de los y las estudiantes de primer año a la universidad.