Alzadas contra la pedagogía jurídica clásica, tradicionalmente ligada a la transmisión dogmática, positivista, vertical y acrítica, las clínicas jurídicas ofrecen la posibilidad de un modelo diverso, un espacio de interrogación y comprensión acerca del rol del derecho en su convivencia con vastas realidades sociales, económicas y políticas que de modo continuo vulneran derechos fundamentales; pero también en su posibilidad de impugnación y reversión. Así, abren un espacio pedagógico alternativo para la construcción sensible de una acción jurídica comunitaria y emancipadora; y en nuestro caso, un espacio sustentado en la idea de que enseñar derechos humanos es, también, mostrar y padecer su persistente incumplimiento y negación. Sentir para conocer.