La presencia ubicua de la Pantalla electrónica en prácticamente todos los ámbitos y momentos de nuestras vidas es uno de los rasgos distintivos de la sociedad contemporánea, dando lugar a lo que podemos caracterizar como sociedad de la Pantalla. La Pantalla media nuestra relación con el mundo y con nuestros semejantes, determinando de manera creciente nuestra experiencia vital y nuestra percepción de la realidad espacio-temporal, incluido el marco y las condiciones en que se desarrollan los procesos de enseñanza y aprendizaje, tanto en lo que se refiere a los ámbitos formales como informales (Levis 1999/2014) La Pantalla genera una situación de tensión entre la promesa que ofrece de pluralidad y la expansión de la concentración empresarial, la creciente homogenización cultural y la naturalización de mecanismos de control social. Los usos más difundidos de Internet y otras redes telemáticas generan en este sentido un equívoco en tanto promueven espejismos de libertad y diversidad que no siempre se verifican. La educación no es ajena a este equívoco.