La fundación de la Universidad de Buenos Aires es un hito más en la primera etapa de la conformación del Estado nacional, que recién se consolidaría en los años 80 del siglo XIX.
Desde el siglo XVIII luchaba la nueva filosofía de las Luces o Ilustración con las ideas que habían predominado hasta entonces. Los esfuerzos de algunos Borbones, desde Felipe V en más, estuvieron dirigidos a mejorar la situación cultural y educativa de España, principalmente en el plano científico, donde a partir del siglo XVII, en Europa, se había producido la aparición de nueva cultura científica tecnológica que habría de modificar al mundo. Estos avances científicos en España habían sido más lentos que en otras naciones (Inglaterra y Francia) que se habían puesto a la vanguardia del movimiento cientificista.
Como es sabido, en España, con retraso, se pretendió hacer una “revolución desde arriba”, asumiendo el Estado la misión de llevar las luces no solo a la Península sino también a los dominios indianos.
Esta fue la intención del virrey Vértiz al intentar fundar una Universidad en Buenos Aires en aquel lejano 1771, acorde con las innovaciones que en otras áreas había presentado y sabiendo que iba a encontrar eco favorable en la Corte de Carlos III.
Lo interesante es que la iniciativa de Vértiz fue apoyada tanto por el Cabildo Eclesiástico como por el Cabildo Secular, contando, además, con el voto favorable del síndico procurador del Cabildo, Manuel de Basabilbaso que además, con espíritu sistémico, diríamos hoy, agregó un plan de estudios y una estimación presupuestaria, previendo, desde lejos, las dos objeciones formales que se podían producir.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)