La declaración de la independencia de las Provincias de Sudamérica realizada el 9 de julio de 1816, en Tucumán, es la continuidad del proceso emancipador iniciado el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires. La proclamación como Estado soberano era el paso más relevante y necesario para llevar a la organización institucional del nuevo Estado, proceso que demoraría cinco décadas más.
No se trató de un fenómeno aislado, sino que estuvo claramente vinculado con los sucesos similares que ocurrieron en otras partes de la América española, muchos de los cuales fueron alentados y consolidados a partir de la independencia argentina.
Asimismo formó parte del conflicto entre el pensamiento conservador y absolutista y las ideas liberales y republicanas, también manifestado en la metrópoli y de clara repercusión en Indias.