Tras las declaraciones de Alejandro Rozitchner, en las que sentenció que los artistas populares no entendían la política, resulta crucial realizar un recorrido histórico desde la irrupción del rock a finales de los años 60 para comprender el repudio de ciertos sectores sociales a las expresiones culturales nacidas en el seno de lo popular. Y, además, para dar cuenta de lo falaz de sus dichos: disociar a la cultura de la política es, cuanto menos, una utopía que peca de ignorante.