Referencias a casos teratológicos en vertebrados se conocen desde hace muchos años. La mayoría de los casos citados en la bibliografía se refieren a mamíferos y probablemente la clasificación más destacada de los mismos es la de Geofroy-St. Hilare (1836). Autores posteriores adaptaron parte de ésta para casos de malformaciones teratológicas en reptiles, especialmente la duplicación de la porción cefálica de la columna vertebral y bicefalia en ofidios (Nakamura, 1938; Antunes, 1963; Belluomini, 1965; 1976; 1977; Lema, 1982).