En las últimas décadas la historiografía argentina ha presentado un interés notable por los estudios que abordan las diversas aristas de la relación entre la cultura y la política. Si examinamos las publicaciones, los proyectos de investigación y la constitución de grupos de investigación observamos que la perspectiva predominante en los estudios de historia política está cada vez más abierta a incorporar problemas culturales y sociales. Los insumos teóricos provienen de diversas vertientes: el giro lingüístico, el giro cultural, la sociología y la nueva historia social… De esta manera se fue constituyendo un campo de estudio signado por la heterogeneidad de perspectivas, la amplitud del término ‘política’, y la recurrencia a utilizar el concepto de “culturas políticas” para pensar un conjunto amplio de problemas.