Desde el 1º de agosto de 2015, en Argentina rige una nueva legislación civil cimentada sobre el principio de igualdad y no discriminación en razón del género y la orientación sexual. Elaborada y sancionada al calor de un contexto político que posibilitó la construcción de un país cómodo para la gente e incómodo para los pocos de siempre, puso en primer plano los derechos de las mujeres y desarmó una lógica conservadora y perversa estructurada sobre la díada hombre proveedor-mujer cuidadora. Ante la embestida de los que llegaron para recortar derechos, se vuelve un bastión fundamental para defender gran parte de lo conquistado.