En el siguiente trabajo voy a presentar una propuesta para abordar la enseñanza de la lengua. Voy a partir del concepto de gramática como acepciones didácticas, más específicamente, como un conjunto de saberes implícitos o explícitos —metalenguaje compuesto por categorías y definiciones— regulado por una serie de políticas lingüísticas y educativas (Gagliardi, 2015: 4). Gagliardi denomina este entramado bajo el nombre de gramática escolar.
Cuando analizamos los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (en adelante NAP) encontramos que esta gramática escolar está compuesta por categorías y conceptos provenientes de diversas teorías que abordan el estudio de la lengua/lenguaje: estructuralismo, análisis del discurso, lingüística, etc.; conviven, aparentemente sin conflicto, nociones como competencia, variedad lingüística, coherencia, conectores, clases de palabras, construcción verbal y géneros discursivos. Analizando las reformas educativas argentinas de 1993 y 2004, Cuesta señala que, en su afán de promover la diversidad lingüística “(…) no hay en estas políticas educativas una línea académica pura (…) las reformas (…) no operan a un nivel metodológico, o no orientan acerca de cómo sus nuevos contenidos se inscribirán en las lógicas o rutinas escolares” (2014: 6).
Ante el contundente planteo de Cuesta, elijo retomar a Gagliardi (2015), quien asegura que el eclecticismo de la gramática escolar es necesario para el abordaje didáctico de la lengua. El desafío para el docente sería, entonces, explotar los conceptos y categorías de las diferentes teorías lingüísticas desde el punto de vista del sentido.