Hablar de la construcción de la identidad argentina es hablar de la identidad gallega. En algún momento, al decir de Ernesto Sábato, Buenos Aires fue “la ciudad gallega más grande del mundo” (2008, 146). Por algo se la llamó también “la quinta provincia”, en paralelo con las otras cuatro de la Galicia peninsular: A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra. El colectivo gallego es el más numeroso de la inmigración española (la segunda después de la italiana). Si bien en los inicios de la conquista y colonización ibéricas los apellidos de Galicia fueron relativamente escasos (Farías, en este dossier), más tarde, en el siglo XVIII, comenzaría la migración masiva y llegarían, no solo funcionarios, clérigos o comerciantes, sino hombres y mujeres de todas las capas sociales y, en especial, de los estratos populares, dispuestos a todos los desafíos y rigores del trabajo.