Hace unos años que algunos artistas y grupos de artistas deciden comenzar a trabajar con algoritmos de inteligencia artificial, por consecuencia empiezan a crearse obras que poseen nuevas características.
El uso de inteligencia artificial permite a los artistas crear obras basadas en la evolución de los seres vivos y por ende, éstas son capaces de evolucionar en el tiempo. Es a partir de aquí que las obras heredan la capacidad de autonomía para modificarse, crecer, buscar su equilibrio interno y con el exterior y hasta poder llegar a morir. Esta autonomía también puede estar atravesada por la interacción con el usuario, se añade un nuevo actor y ahora las obras tienen que ser capaces de interactuar al mismo tiempo con una persona y con su entorno. Así, se establece un dialogo entre el usuario y la obra y para ello, tiene que tener sentimientos y comportamientos para poder actuar en su consecuencia.
Este tipo de obras tienen alto grado de complejidad en su composición. Si bien poseen un cierto orden y siempre se encuentran en busca de un equilibrio, sus respuestas son impredecibles brindando un potencial de expresión muy alto. Esto último, es aprovechado por los artistas para exponer su discurso.