La línea filológica de edición digital nació como parte del desarrollo de la Informática Humanística y, siguiendo distintas escuelas filológicas, fue desarrollándose con gran éxito tanto en los países de Norteamérica como Europa. El campo de la edición digital mantiene hoy su sesgo académico y universitario, enmarcándose en disciplinas y prácticas universitarias tradicionales sobre edición filológica de textos antiguos y modernos y otras que la acercan al campo de la Bibliotecología, diferenciándose así de otras actividades del campo de las Humanidades Digitales. En Norteamérica, la Universidad de Virginia fue una de las pioneras en esta línea de investigación, dando lugar a proyectos de edición desarrollados como tesis doctorales en los primeros años de la década del 90, como el de Deborah Parker, la edición de la Divina Comedia de Dante, que hoy es un proyecto a mayores y puede leerse en un entorno mucho más completo, el World of Dante. En Europa, la conformación de tempranos centros de investigación como el Literary and Linguistic Computing Centre (LLCC) de la Universidad of Cambridge (1964) y su Association for Literary and Linguistic Computing (ALLC) (1973) venían apoyando este tipo de trabajo desde hacía muchos años, hecho que hizo que en España ya hacia el año 1994 el filólogo Francisco Marcos Marín publicara el primer tratado sobre la aplicación de la tecnología a la investigación en Humanidades, Informática y Humanidades. Su aproximación claramente filológica y muy relacionada con los estudios sobre edición de textos y Edad Media sería rápidamente seguida por otros como José Manuel Lucía Megías y otra española, también emigrada a los países del norte de América, Estelle Irizarry, publicaría un trabajo relevante en su momento, Informática y literatura: análisis de textos hispánicos en español, de 1997.Hoy en día la Edición Digital Académica (EDA) ha dado lugar a nuevas formas de trabajo y ha impulsado la creación de espacios colaborativos como los laboratorios y de formación. Prueba de ello son los cursos y proyectos que desarrolla el Laboratorio de Innovación en Humanidades Digitales (LINHD) de la UNED (España) o las actividades de red DIXIT? Digital Scholarly Editions Initial Training Network La mayor parte de estas EDAs ocupa a un abultado grupo de investigadores, colaboradores, estudiantes, desarrolladores e informáticos, y suele aglutinarse bajo el título de ?proyecto académico?, algo que el artículo What Is Humanities Computing and what is not? (2002) de John Unsworth deja claro cuando hace uso de la palabra project para nombrar a la mayor parte de los objetos relacionados con la práctica de las Humanidades Digitales.El objetivo de esta mesa es promover el debate acerca de cómo funcionan los proyectos de EDA en Norteamérica y Europa -la financiación que se les otorga, la conformación de los grupos de trabajo de carácter híbrido, la enseñanza de la edición de textos en el ámbito universitario, la disciplina universitaria que la enmarca y las infraestructuras que la sostienen- y la dificultad que esta línea encuentra en países sudamericanos, como Argentina, donde, entre otros problemas, no existe una disciplina como la Filología en el ámbito universitario sino que esta es parte de los estudios literarios, donde la financiación de proyectos de investigación colectivos es escasa, y donde el co-working y la colaboración espontánea coelctiva no son una práctica académica consolidada. Creemos que el marco teórico de este congreso, Humanidades Digitales: construcciones locales en contextos globales se amolda perfectamente al análisis de las dificultades de adaptación de la EDA en nuestro país. Se explorarán para ello distintos proyectos dirigidos por las participantes de esta mesa, Elena González Blanco y la Dra. Clara Martínez Cantón de la UNED y la Dra. Susanna Allés Torrent, de la Universidad de Miami, y de la Dra Gimena del Rio Riande y la Dra. Carina Zubillaga, del IIBICRIT de CONICET, con el fin de arrojar luz sobre sus posibilidades y los límites en el ámbito académico argentino.