La incorporación de las nuevas tecnologías dentro de las prácticas de teatro multimedia ha permitido ir más allá de los límites concedidos por el cuerpo del artista y el espacio en el que el mismo se desenvolvía tradicionalmente. La utilización de recursos visuales animados y dinámicos no sólo modifica el entorno de una obra sino que el cuerpo de quienes la interpretan ya no permanece estático frente a los ojos del público sino que comienza a funcionar como lienzo.
Con herramientas provenientes de tecnologías multimediales, como la proyección y el mapping, los límites del cuerpo humano ya no están delimitados por aspectos necesariamente físicos del actor, lo que da lugar a nuevas formas de representación determinadas por un sujeto externo que podríamos considerar como el artista multimedia. El cuerpo en cuestión se transforma de forma tal que funciona principalmente como soporte, moldeable a través de las diversas imágenes concebidas desde la multimedia por criterios predefinidos.
Dentro de las prácticas escénicas, estas nuevas herramientas permiten ampliar las formas con las cuales transmitir desde el cuerpo, resignificando el lenguaje e incluso involucrando al público desde una nueva perspectiva. A partir de la interactividad se abre el juego para la manipulación de lo visible sobre los actores en tiempo real, generando, a partir de un mismo cuerpo-soporte, múltiples facetas a la vez.