El sostenido impulso tecnológico ha determinado un colosal aumento de la producción y la productividad que a su vez requiere ser absorbido por un creciente volumen y uniformidad de la demanda de los bienes y servicios producidos. En un contexto de transformaciones económicas globales, las estrategias empresariales practicadas han consistido en asegurar el crecimiento y la uniformidad de la demanda, mediante dos mecanismos: la concentración del poder de decisión y control, y la expansión geográfica de las operaciones.
Las empresas transnacionales han tendido a reforzar el control ejercido por sus matrices sobre las subsidiarias en la misma medida que ellas se multiplican y expanden. Simultáneamente, las subsidiarias, para justificar su existencia, deben saber aprovechar las ventajas competitivas ofrecidas por los mercados donde se asientan.