La existencia de dos formas de globalismo en la política externa de Cambiemos, ha mostrado signo de tensión entre ellas durante la gestión de Malcorra, y ahora parecen más opacadas ante el recambio ministerial.
Aunque con un diagnóstico más preciso de las variaciones acaecidas en el escenario internacional que obligaron a cambiar y ajustar algunos parámetros de la estrategia de inserción como se observa en la resignificación del Mercosur, el nuevo Canciller se ha mostrado sumamente pragmático.
En cuanto al modo de globalismo aplicado predominantemente por el gobierno, nos encontramos que, en el plano económico, ante los virajes ocurridos por la llegada de Trump - marcada por una combinación de proteccionismo y bilateralismo-, se adopta un modelo asimétrico, para defender sus intereses comerciales, más próximos a un neoliberalismo de los años noventa, con un carácter neoinstitucionalista, y más próximo al benigno en algunos aspectos de la seguridad mundial, no así en el regional.