La disponibilidad energética constituye un requisito indispensable para el crecimiento y el desarrollo de los países. Los cambios ocurridos en los últimos años y los desequilibrios en el sistema energético global, obligan a repensar los criterios con que se sustenta el diseño del sector energético de la región, con el objeto de que su evolución contribuya al desarrollo de ventajas competitivas para las actividades productivas y evite restricciones al crecimiento. En los próximos años se vislumbran importantes cambios en el sector, en vistas a las nuevas características del consumo y la generación.
Frente a la sensibilización del público sobre el medio ambiente y las restricciones a la posibilidad de utilización de hidrocarburos como fuentes primarias de energía, se están planteando nuevos desafíos y factores de cambio, desde modificaciones en el tipo y características del consumo, como de la disponibilidad de fuentes y tipo de generación.
Se prevé que los cambios en el consumo, harán que los usuarios desempeñen un rol protagónico, planteando lo que se considera como “gestión de la demanda”. De este modo, el sistema eléctrico se transforma en el elemento integrador entre la oferta y la demanda.