Desde sus comienzos, el turismo tuvo entre sus principales motivos de viaje la apreciación y disfrute del patrimonio de un territorio. Hoy en día, el turismo cultural es un segmento en expansión dentro del cual se encuentra el turismo gastronómico. En esta categoría de turismo se dan a conocer las costumbres culinarias de una comunidad, las cuales forman parte de su identidad. Ahora bien, el problema analítico surge cuando se plantea su utilización desde el desarrollo. Así, para que éstas formen parte del patrimonio de una comunidad, es necesario que ésta se apropie de los valores que hacen a su historia y tradición (Bustos Cara, 2004), de lo contrario se estaría en presencia de un uso inadecuado de bienes culturales.
Al mismo tiempo, el turismo, como cualquier actividad humana provoca impactos en las comunidades donde se desarrolla. La misma aportará al desarrollo siempre y cuando contribuya a cada uno de los capitales que componen a la sociedad (Álvarez Sousa, 2005). Sin embargo también puede tener consecuencias negativas que, si no se lo planifica y plantea de manera adecuada a las necesidades de la propia sociedad, pueden llegar al punto de resultar irreversible la situación.
Tomando como caso de estudio el turismo gastronómico a base de piñones en Villa Pehuenia, Neuquén, se intentará exponer sobre la utilización inadecuada del patrimonio cultural inmaterial de las comunidades originarias, en pos de un turismo que tal como está planteado, no aporta al desarrollo de la comunidad del destino, desde una perspectiva integral.