Con el objeto de proporcionar dotaciones deportivas a los pequeños enclaves rurales de la provincia, la Diputación de La Coruña puso en marcha una serie de concursos de arquitectura para ir construyendo en fases sucesivas piscinas y gimnasios a partir de una serie de prototipos que cada Ayuntamiento podía elegir. Planteado como una solución genérica para un lugar sin rasgos, el modelo seleccionado por los municipios de Oleiros, Melide, Fene y Pobra do Caramiñal, alude de forma indirecta a la lluvia como denominador común del paisaje gallego. Una cubierta convexa en forma de gran canalón se propone así como rasgo identificador del proyecto, que por otra parte se caracteriza por su compacidad y por su capacidad de adaptación a distintas situaciones urbanas.