Se intenta en este texto establecer un paralelismo entre el instrumento musical y el espacio arquitectónico.
El instrumento musical atravesado por el aire produce el regalo de la Música.
El espacio arquitectónico, atravesado por la luz produce ese algo inefable que es la Arquitectura.
Y en ambos casos, aire y luz deben estar dosificados con absoluta precisión.
“El aire se serena y viste de hermosura y LUZ no usada, Salinas, cuando suena la MÚSICA estremada, por vuestra sabia mano gobernada”. Así comienza la Oda III a Francisco Salinas donde Fray Luis de León habla de la LUZ y de la música, con tan hermosas palabras.
Y es que un espacio arquitectónico es semejante a un instrumento musical.
Y tanto en los instrumentos de viento como en los de cuerda, el secreto está en el AIRE. El aire pasa a traves del instrumento de viento y se pone en vibración en el instrumento de cuerda. Y tanto el aire insuflado en una flauta como el puesto en vibración por las cuerdas tensadas en un cello, producen ese algo tan sublime que es la música. Sin aireno sería posible la música.
Pues de semejante manera, la LUZ, la luz natural, la luz del sol, al atravesar un espacio bien tensado por el arquitecto, a través de perforaciones precisas, produce esa inefable emoción que sólo la Arquitectura es capaz de despertar. Sin luz no sería posible la Arquitectura.
Y así como para que en un instrumento musical suene la música, es necesario que esté bien construído, bien afinado y bien interpretado, así también es necesario que el espacio arquitectónico esté bien concebido y bien desarrollado y bien construído, para que allí suene bien la Arquitectura.