La globalización esencialmente globaliza el mercado. Atrás en la historia, el mercado, para decirlo en pocas palabras, dio lugar a la ciudad: la ciudad, esta no es la suma de sus edificios (como quisieran los urbanistas), es todo lo demás y fundamentalmente es intercambio. Sin embargo, aquel mercado y el que hoy conocemos son radicalmente distintos. El actual, ya no es un punto de encuentro, como lo era el otro, ha tomado las dimensiones del mundo, algo así como la esfera de Pascal cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna. Y éste (el mundo) se rige casi en forma exclusiva con sus reglas. Esta supremacía se instala en nombre del “desarrollo”.