En esta tesis hice el descubrimiento personal a partir de los estudios de Verónica Devalle, de que la manera de historizar el diseño a partir de relatar la historia de los objetos producidos por el mismo, es una de las principales causas de que aún hoy en día lo importante en la práctica del Diseño Gráfico sea el objeto final y no el proceso. La historia del Diseño Gráfico ha sido la historia de los objetos que produce, no de lo que en esencia es, por ello si no se considera al Diseño Gráfico como creador de cultura, la misma manera de verlo ligado a la producción de objetos impide mirar lo que para una sociedad significa su práctica.
El diseño gráfico puede abordarse como oficio o como saber.
Es necesario alejarse de los ‘mesianismos’ que a veces se le atribuyen al Diseño Gráfico como salvador del mundo. Todo/a profesional es responsable sobre las consecuencias de su trabajo sea cual sea su disciplina. Sin embargo en esta tesis resalto la responsabilidad de el/la diseñador/a gráfico/a desde el punto de vista de la comunicación como diálogo para crear sentidos y, desde allí, tener presente que el Diseño antes de persuadir, puede problematizar situaciones en sus receptores. Sí puede ser agente de cambio de realidades, desde quienes toman consciencia de la responsabilidad de su profesión hacia quienes como usuarios o público receptor sienten y ven la necesidad de transformarse.
Creo que nada es obvio. Por eso me planteo como algo necesario reflexionar sobre la responsabilidad de la práctica de la profesión del Diseño Gráfico. Esa responsabilidad no es algo intrínseco a ella, no es algo natural ni algo que los/las profesionales en general analicemos o en lo que concordemos, por lo mismo creo importante generar esa reflexión desde diferentes espacios.
Es algo que quise lograr con el desarrollo de esta tesis, abrir un lugar de pensamiento sobre un aspecto que atraviesa la profesión entera y que como diseñadores/as gráficos/as, pocas veces no detenemos a pensar.