Dos voces distintas parecen hablarnos cada vez que leemos literatura: la de un daimon que, como el socrático, nos indica desde dónde debemos leer y cómo hacerlo, y la de nuestros saberes no teorizados, que Compagnon denomina “sentido común” o “prejuicios”. Sobre la base de la confluencia y la rivalidad de estas dos voces, muchas veces antitéticas en extremo, Compagnon articula el eje conceptual de su libro. A partir del estado de la teoría literaria francesa durante el siglo XX, El demonio de la teoría se dedica a estudiar “el perpetuo antagonismo entre la teoría y el sentido común” (p. 306), pasando revista a los continuos esfuerzos de la primera por organizar los estudios literarios y a las no menos continuas resistencias del segundo.