La clínica psicoanalítica suele confrontarnos a determinados casos ante los cuales dudamos acerca de la lógica que comanda la estructura de los síntomas. Si bien la última clínica lacaniana nos permite flexibilizar el binomio estructural psicosis-neurosis, y sostener que todo el mundo delira ante el agujero de la no relación sexual, a la hora de dirigir la cura nos orientamos en referencia al síntoma –entendiendo que el mismo más allá de su desciframiento por la vía del significante concierne al goce y al cuerpo del parlêtre– y al mecanismo que subyace a su formación. Este trabajo intentará dar cuenta de las dificultades que surgen cuando los diagnósticos se confunden a raíz de cierta vecindad entre los diferentes tipos clínicos que nos permiten ordenar nuestra clínica, en relación a nuestra posición respecto de la transferencia y de la cura.