En su Homenaje a Marguerite Duras, Lacan nos enseña que “la única ventaja que un psicoanalista tiene derecho a sacar de su posición, […], es la de recordar con Freud que, en su materia, el artista siempre lo precede” (2012: 211). En efecto, la obra de Sophie Calle es desde este punto de vista particularmente preciosa. Lo vamos a ilustrar a partir de dos de sus obras editadas que hacen referencia a tres cartas de amor donde ella, por distintas razones, nunca es la destinataria.