Quiero empezar a hablar de un fenómeno que es muy marcado en el proceso de cambio en Venezuela: la polarización. La polarización no es solamente política en el sentido que hay dos campos – un campo chavista y un campo antichavista – y difícilmente, por lo menos hasta ahora, un dirigente importante o un partido político ha logrado, o ha querido, mantener una posición intermedia de equilibrio entre esos dos extremos. Cada vez que un grupo, una organización política y un dirigente político sale del chavismo termina, dentro de un tiempo muy corto, en el campo de la oposición. Pero también la polarización tiene un aspecto social, por cuanto la base de apoyo del Chavismo son las clases populares, mientras que la mayor parte de la clase media es fuertemente anti-Chavista.