En Brasil la transición hacia la democracia estuvo marcada por un silencio institucionalizado en relación a las violaciones a los derechos humanos, ocurridas durante la Dictadura cívico-militar de 1964-1985. Sin embargo, grupos de víctimas y sus familiares pasaron a exigir del Estado el derecho por la memoria y la verdad respecto a dicho pasado. En ese contexto de reivindicaciones fueron creados memoriales sobre dicho periodo, surgiendo además, otras iniciativas en relación a la preservación de las memorias de la Dictadura. Entre las instituciones museísticas creadas se destaca el Memorial de la Resistencia de São Paulo, bajo responsabilidad del Estado y el Memorial de la Lucha por la Justicia, iniciativa privada con tutela de la Orden de los Abogados de Brasil (Sección São Paulo) y del Núcleo de Preservación de la Memoria Política. A pesar de estos progresos, después del impeachment de la presidenta Dilma Rousseff, el país comienza a vivir un retroceso en el campo de los Derechos Humanos y en los procesos de memorialización sobre la historia de la Dictadura.