No cabe duda, de que con el paso de la modernidad a la posmodernidad, las TIC (Tecnologías de la Información y la comunicación) han reconfigurado los tiempos, espacios y lugares de encuentro, por ende, surgen nuevas narrativas en las experiencias compartidas por los docentes y alumnos. Para definir este paso de la modernidad a la posmodernidad, tomaremos como referente a Rosana Reguillo, “… la modernidad está en crisis, existe una crisis de todas las cosas, una evidente crisis de paradigma. Sin embargo, para dar lugar al nuevo paradigma creemos que será necesario darle lugar a todas las voces, y entre ellas, a las voces juveniles”. En la posmodernidad, los jóvenes revelan una manera particular de transitar la vida, de dejar su huella a través de sus aspiraciones, discursos, identidades y lenguajes. Potencialidades pocas veces aprovechadas con fines educativos, y tantas otras deslegitimadas, descalificadas o rechazadas.