En todo momento, inexorablemente, como seres humanos en relación y como parte del cosmos vivimos creando relaciones e interactuando con y en el ambiente. Comunicación y ambiente se presentan como condiciones esenciales para el desarrollo de nuestras vidas y nuestros actos cotidianos. Sin embargo, la mayoría de las veces, no percibimos estas interrelaciones, las asumimos como “naturales” o bien las consideramos lejanas e incluso ajenas, como “el terremoto que asoló al Japón”. Es indudable que estamos ante constantes desafíos ambientales: el cambio climático, los terremotos y sus efectos, la desertificación, la escasez del agua, la contaminación en todas sus variantes, la explotación irracional de los recursos naturales; el manejo, tratamiento y destino de los residuos, el alcance y definición de los estudios de impacto ambiental ante la realización de las obras públicas y de emprendimientos privados; entre tantos otros temas, se nos presentan como problemáticas que ocurren en “nuestro ambiente”, requieren un abordaje integral e interdisciplinario, y nos convocan a acciones individuales y colectivas que dimensionen a la vida y al ambiente en toda su complejidad, asumiendo que Nada se mueve sin la complicidad del todo.